La pandemia ha ocasionado la pérdida de empleos en países que sostienen la economía del país y que son los grandes generadores de divisas, producto de las remesas familiares que envían nuestros paisanos.
La amenaza es evidente ante la falta de la inversión extranjera y nacional, producto de la insurrección azul y blanco del 2018, el colapso del sector turismo, la inseguridad en aumento y la iniciativa de ley de agentes extranjeros que pone en peligro la seguridad alimenticia de por lo menos 600,000 mil familias que dependen de las remesas, hacen que ante el miedo y la incertidumbre por la falta de confianza ciudadana, los inmigrantes nacionales dejen de enviar de manera legal su dinero y se busquen otras vías alternativas menos controladas por el Estado y reduciendo los envíos por temor a que ese dinero no llegue a las manos de sus seres queridos.
“Hace 3 a 5 años las remesas familiares eran un complemento para muchos nicaragüenses, ahora no, estos recursos forman parte de un salario dependiente, lo que hace que sea una inyección directa para la economía”, explicó el economista Luis Núñez. De acuerdo con la agencia Moodys Investor, si este año o en los próximos se registra una drástica caída en las remesas, la economía del país podría colapsar.