La dictadura Sandinista de los Ortega-Murillo autorizó un préstamo financiado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para subsidiar el alza de los combustibles en Nicaragua.
El financiamiento corresponde a 200 millones de dólares que serán manejado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público en representación de la dictadura Sandinista.
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El financiamiento fue aprobado por el “Programa Temporal de Apoyo ante la Crisis de los Combustibles en Nicaragua”, para evitar el alza en los precios de los combustibles.
El programa había sido anunciado por Dante Mossi, presidente del BCIE y dispuso 800 millones de dólares en el que podrán acceder al financiamiento los países fundadores y regionales no fundadores, incluyendo la tiranía Sandinista.
Según Mossi, la iniciativa tiene como objetivo “proteger el poder adquisitivo” de la región Centroamericana para mitigar los efectos negativos del alza de los combustibles que afectan al consumidor final y los productores del crudo.
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Dante Mossi ha sido señalado de mantener a la flote a la dictadura Sandinista aprobando millones de dólares a través de todo tipo de programas de los que no existen informes que verifiquen en qué se han utilizado los fondos.
Entre 2020 y 2021 Mossi a través del BCIE, le inyectó a la dictadura Sandinista casi 3 mil millones de dólares para la asistencia de la pandemia, compras de vacunas a pesar que el 90% adquiridas fueron por donaciones y compras de insumos médicos, de los cuales tampoco hay registros de las inversiones.