Al mejor estilo latinoamericano el ejército de Birmania dio este lunes un golpe de Estado en el país, proclamó el estado de emergencia por un período de un año y nombró a un general como presidente interino, luego de detener a la jefa del gobierno civil Aung San Suu Kyi y a otros altos cargos, informó la agencia de noticias AFP.
Birmania había puesto fin hace 10 años a un régimen militar gobernante de casi 50 años, y la Constitución, redactada por la junta, preveía que civiles y generales compartieran el poder.
Entretanto la ONU se pronunció y exigió al ejército respeto a la democracia.
Aung San Suu Kyi era considerada un ejemplo en derechos humanos, pero su silencio ante los abusos en su país contra la comunidad rohingya la hicieron caer en desgracia ante la comunidad internacional. “EE.UU. se opone a cualquier intento de alterar el resultado de las recientes elecciones o de impedir la transición democrática en Birmania, y tomará medidas contra los responsables si estos pasos no se revierten”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un comunicado citado por Reuters.
Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, pidió a la cúpula militar de Birmania que libere a Aung San Suu Kyi y a los demás detenidos, y agregó que Washington expresa su “gran preocupación y alarma” ante los acontecimientos.