Un día como hoy, en 1980 asesinaron al vicepresidente del Cosep, Jorge Salazar Argüello, quien fue acusado por el Frente Sandinista por supuestamente “conspirar en contra de la revolución del FSLN”.
Jorge Salazar, padre de familia, empresario y un visionario que profetizó que a esos “revolucionarios” a quienes defendían, eran los que iban a matar después al pueblo de Nicaragua”, y sí, tuvo razón. Su asesinato fue organizado por la extinta Dirección General de Seguridad del Estado lidera por los íconos de la “revolución” Tomas Borge y Lenin Cerna.
Salazar fue ultimado en una emboscada en medio de un tiroteo organizado por los criminales del Frente Sandinista, Cerna y Borge, cuando este se encontraba en la antigua estación de gasolina Esso en El Crucero. El móvil ocurrió a eso de las 3 p.m. el 17 de noviembre de 1980.
En horas de la noche de ese mismo día, Radio Sandino, propiedad del Frente Sandinista desde que tomó el poder por las armas en 1979, emitieron un comunicado del entonces Ministerio del Interior, en el que informaban sobre el fallecimiento del vicepresidente del Cosep, acusado de supuestamente enfrentarse a las fuerzas de Seguridad del Estado, pero realmente fue ultimado por ser un opositor de la ahora dictadura de Daniel Ortega.
Un día después del asesinato de Salazar, medios oficialistas del FSLN, publicaron como una victoria el derrocamiento del vicepresidente del Cosep que titulaban en primera plana “Quiebran conspiración somocista”, por supuestamente haber tramado un “complot contrarrevolucionario”.
Y por si fuera poco, durante la piñatería orquestada por los supuestos “revolucionarios”, confiscaron todas las propiedades de la familia Salazar, entre ellas fincas El Porvenir en Matagalpa, dos fincas de más de 1500 manzanas ubicadas en Carazo llamas San Isidro y San Bernardo y la propiedad Santa María de Ostuma.
Este día recordamos un asesinato más orquestado por la dictadura más sangrienta de Latinoamérica como es las del FSLN, un movimiento totalmente oscuro que carga sobre su cúpula más alta la sangre de miles de nicaragüenses en la matanza de 1979 y en las protestas de 2018.