Una decisión inusual y desmedida tomó el presidente comunista de Perú, Pedro Castillo, al decretar toque de queda en Lima Metropolitana y la provincia constitucional del Callao por especulación que en el país se desataría “actos de vandalismo”.
Castillo dio la orden la noche de este martes cuatro de abril alegando que algunos grupos han intentado crear hechos de violencia “mediante el bloqueo de libre transito, en los accesos en las provincias de Lima y Callao creando inseguridad y zozobra”.
Según el presidente, el toque de queda supuestamente es para resguardar la paz y la seguridad de la ciudadanía, ya que para ejercer el derecho de la protesta social se “debe hacerse dentro de la ley, respetando la integridad de las personas, así como la propiedad pública y privada”.
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La medida fue una semana después que Castillo escapara de ser destituido por el congreso tras ser acusado de tener vínculo con actos corruptivos dentro del ejecutivo.
Por su parte, el Congreso calificó la medida como extrema ya que afectará a la economía del país y de las familias peruanas y la continuidad de los servicios públicos y el trabajo de las personas.
Al amanecer de este martes, los peruanos despertaron con la noticia que no pueden salir de sus casas ya que la ciudad estará totalmente sitiada, de modo que sin importar la medida, miles de personas salieron a las calles a protestar en contra de la medida.
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Las protestas se tornaron violentas al ser reprimidas por efectivos policiales, ya que los manifestantes se convocaron para dirigirse ante el congreso donde se encontraba Pedro Castillo.
Castillo llegó al congreso para negociar con los parlamentarios tras el ofrecimiento de buscar una salida a la crisis.