La dupla sandinista utilizó el nombre de un asesino y reclutador de estudiantes, para renombrar a la Universidad Centroamericana UCA como Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro, un exguerrillero del Frente Sandinista que cometió actos de vandalismo para desestabilizar al gobierno del expresidente de Nicaragua Anastasio Somoza Debayle.
Casimiro Sotelo Montenegro, era un estudiante de la UCA en los años 60 que es recordado bajo la figura de “líder estudiantil” porque supuestamente se enfrentó al gobierno somocista por la libertad de Nicaragua y estudiantil, sin embargo, no era más que un gandul del Frente Sandinista que anduvo robando y asesinando a guardas somocistas y a todo aquel que se oponía a la ideología comunista marxista-leninista.
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Sotelo, fue un reclutador de estudiantes de la UCA y desde muy temprana edad perteneció a las filas de la organización criminal y delincuencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quien participó en las protestas antigubernamentales saqueando, robando y asesinado a funcionarios al servicio de los Somoza.
Sotelo Montenegro nació en Managua el 14 de septiembre de 1944 y a sus 20 años, fue presidente del Centro Estudiantil Universitario (Cuuca) de la UCA, una organización estudiantil delincuencial que convocaba a manifestaciones en contra del gobierno somocista junto al hoy dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, con quien viajó hasta la Isla de Cuba para recibir entrenamiento militar.
Gracias a ese entrenamiento, tuvieron el coraje satánico de asesinar al Guardia Somocista Gonzalo Lacayo. En el asesinato fueron copartícipes Daniel Ortega, Hugo Medina, Edmundo Pérez, Óscar Turcios, Gustavo Adolfo Vargas y Casimiro Sotelo Montenegro.
Fue a eso de las 9:30 de la noche de un lunes 23 de octubre de 1967 en una calle del barrio Cristo del Rosario, cerca del Arbolito, cuando el grupo de estos seis militantes sandinistas lo esperaban en una esquina de una calle al sargento Gonzalo Lacayo, en un auto y con ametralladoras en mano y otras armas de alto calibre para asesinar al custodio.
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Esa noche Lacayo andaba su pistola de reglamento, una 45 mm, pero sus victimarios no le dieron tiempo de sacarla siquiera. Lo acribillaron a balazos, 18 orificios le contaron. Dos de ellos fueron los más letales, uno en la frente y otro por la nariz, cerca del ojo derecho.
Luego de cometer el brutal crimen, todos huyeron y se refugiaron en una casa de seguridad. Un mes después del asesinato de Lacayo, los bandoleros fueron encontrados y fueron asesinados en un operativo dirigido por el teniente Alesio Gutiérrez un 4 de noviembre de 1967. En el lugar no se encontraba Ortega.