En víspera del cuarto aniversario de la rebelión cívica antigubernamental en 2018, la vice dictadora Rosario Murillo, le anda echando sus males y sus muertos a los pastores de la iglesia católica a quienes acusó de cometer crímenes de lesa humanidad.
Durante su comunicación diaria a medios oficialistas, Murillo recordó las protestas de 2018 tergiversando los hechos a su manera al aducir que nunca perdonarán ni olvidarán “a los policías quemados vivos” y “las voces de quienes se llamaban pastores que mandaban a echar a los escusados a los policías”.
“Increíble como quienes deben de contribuir al bien común, a la paz y a la tranquilidad levantaron sus pies, sus manos y sus voces para promover crímenes de lesa humanidad en nuestro país”, dijo en referencia a los sacerdotes de la iglesia católica.
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Murillo advirtió que custodiarán la “paz” de quienes “violentan el evangelio cristiano y azuzaron crímenes de lesa humanidad”, es decir, defenderán su dictadura a costa de la sangre del pueblo como lo hicieron en 2018 al asesinar a más de 350 jóvenes, entre ellos niños y familias enteras como las del barrio Carlos Marx hace cuatro años.
La dictadura Sandinista ha mantenido constantes ataques al clero católico por haber dado ayuda a quienes se refugiaban de los ataques de los paramilitares y efectivos policiales.