El gobierno de Estados Unidos finalmente aceptó que ve poco probable que la dictadura Sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo salgan por la vía democrática, detalla el informe del Departamento de Estado publicado este lunes 20 de marzo.
Comentaristas políticos, incluso disidentes Sandinistas han admitido en diversas ocasiones que esta dictadura es peor que las que han gobernado en la historia del país. Es decir, Ortega no entiende con “diálogo, sino con bala”, así lo han confirmado detractores del régimen.
Sin embargo, el informe del Departamento de Estado ve una grave “incapacidad de los ciudadanos para cambiar pacíficamente de gobierno mediante elecciones libres y justas”, es decir, la dictadura Sandinista no saldrá por las buenas, sino por las malas.
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A esta incapacidad, Estados Unidos se refiere que el rumbo de Nicaragua no va a cambiar debido a las restricciones políticas impulsadas por el régimen sandinista como partido único similar al de Cuba, China y Corea del Norte.
“Nicaragua tiene un sistema político muy centralizado y autoritario dominado por el presidente Daniel Ortega Saavedra y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo Zambrana. El partido Frente Sandinista de Liberación Nacional de Ortega ejerce un control total sobre las funciones ejecutivas, legislativas, judiciales y electorales del país”, dice el extenso informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El informe detalla que la difícil situación de Nicaragua bajo el mando de los Ortega-Murillo, está estancada y no cambia su rumbo porque se adjudicó un cuarto mandato presidencial en noviembre de 2021, mes en el que secuestró a más de 40 líderes opositores y aspirantes presidenciales para perpetuarse una ve en el poder.
La tiranía Sandinista continúa cometiendo crímenes y violaciones, detalla el informe, a través de ejecuciones ilegales, arbitrarias y extrajudiciales, tortura, tratos crueles e inhumanos y degradantes contra sus opositores que aún mantiene secuestrados en las mazmorras de El Chipote y La Modelo.
El informe responsabiliza a Ortega y a sus grupos paramilitares de ejecutar una represión transnacional contra nicaragüenses que han huido a otros países y un hostigamiento e intimidación contra clérigos y grupos afiliados a la Iglesia, a la libertad de expresión y a los medios de comunicación, periodistas y censura.