Monseñor Carlos Avilés, vicario general de la arquidiócesis de Managua, denunció la persecución religiosa y espionaje que vive la iglesia católica, alegando que la dictadura Sandinista los “castigan para que nos quedemos callados y no sigamos caminando con el pueblo”.
“No decir lo que está pasando nos convertiría en cómplices. Quieren una Iglesia muda, pero no hablar sería pecado”, dijo Monseñor Avilés en entrevista al medio digital Alfa y Omega.
A pesar que la dictadura Sandinista tiene un historial de odio y persecución religiosa desde los años 80 contra líderes religiosos que denunciaban las arbitrariedades del Frente Sandinista, Monseñor Avilés asegura que “nunca habíamos visto tal descaro, tal abuso de poder. Se violan impunemente los derechos de cualquier persona. De todos”.
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En esta misma línea, el religioso manifestó que Nicaragua vive “una total inconstitucionalidad”, pues todas las instituciones del Estados en caído en manos de la corrupción que nos “afecta a todos”.
Monseñor Avilés recordó que la iglesia católica es una única institución jerarca que está denunciado y “expresando lo que el pueblo quiere” y es la salida de la dictadura Sandinista que “podamos vivir en paz”.
Por su parte, también denunció el asedio policial que vive el Cardenal Leopoldo Brenes, Monseñor Rolando Álvarez y Harving Padilla, párroco de la parroquia San Juan Bautista de Masaya.
En el caso del Cardenal, Avilés mencionó que la casa de Brenes se encuentra totalmente sitiada por la Policía Sandinista “y a todo el que se acerca para entregar un documento, o para un encuentro con el arzobispo, le preguntan el motivo de su visita, le piden el documento de identificación, le toman fotos”, dijo Avilés.
Respecto al párroco Harving Padilla de Masaya, aseguró que fue sacado de la parroquia San Juan Bautista para “que es un lugar más tranquilo, a la espera de un nuevo destino”.